domingo, 29 de marzo de 2015

De negligencias se vive y muere en España

Regreso explicando el breve abandono al blog por problemas de salud que acarreo desde el 2012. Quiero hacer un inciso a la temática política-social que más atrae mi atención, para detallaros ciertas disfunciones de una glándula mayoritariamente desconocida.

DIARIO DE UNA HIPERTIROIDEA

Noté los primeros síntomas en Marzo de 2012; supongo que los Mayas pensaron: "ya que no acertaremos con el fin del mundo os mandaremos algunas enfermedades". Siempre he sido friolera, y lo primero que manifesté fue un calor que nada tiene que envidar a los sofocones de las menopáusicas. Un calor que viene de dentro que ni tirándote al suelo de plaqueta de cualquier baño público te consigue refrigerar. A los pocos días se me hacía imposible poder pintarme las uñas con normalidad, los temblores eran tan evidentes que tenía que beber a través de pajitas por que hacerlo directamente del vaso era tirarme por encima cualquier refresco o café. Después le siguieron dolores musculares, sobre todo brazos y pectorales. Cualquier peso era como el esfuerzo de Hércules sosteniendo el mundo. 



Cada día estaba más cansada, pero con una mezcla entre berciana y cazurra (natural de El Bierzo pero viviendo en León) seguí acudiendo al gimnasio; concretamente a spinning, clases de una hora dando el máximo al pedal. Bien, pues del esfuerzo, el calor y mi tiroides pidiendo preferencia me desmayé. No sé cómo no me rompí alguna pierna, desvanecerte en una bici estática con los pedales bien enganchados se denomina escalabrarte con todas las letras. El monitor con ayuda me llevó al aseo para refrescarme. Cuando volví en mí, me dijo que tenía una temperatura corporal demasiado elevada y que fuera al médico. Le hice caso. 
A pocas semanas tras haber realizado analíticas me diagnosticaron Hipertiroidismo. Los síntomas se agravaron y se sumaron diarreas y un hambre descomunal como si dentro tuviese un monstruo. El tratamiento se basó en pastillas, pasaba de las 30 cápsulas diarias, y nunca mejoré.

Teoría de sintomatología.  


Tras 3 años con brotes de las llamadas "tormentas tiroideas" en las que los síntomas eran extremos, he aprendido, o me he resignado, a no saber qué es estar normal, no recuerdo no tener palpitaciones, ni subir 5 escaleras sin sentir que genero fuego muscular. No he podido hacer vida normal, pero ya no conozco otra cosa, temo el año de Marzo a Septiembre por que el calor me impide levantarme de la cama. El tratamiento me empeoraba otros órganos y, además, no debe excederse de año y medio o, máximo, 2 años. Tras dos endocrinas, para mi caso de dudosa profesionalidad, estoy a poco más de un mes de una tiroidectomia. 

Mi mudanza a Madrid ha generado que los médicos que me tratan lo hacen contando con mi opinión, observando mi deterioro físico y mental y realizando pruebas y consultas con una velocidad pasmosa. Mis anteriores endocrinas ni se levantaban de la silla para observarme, tomar notas de aumento de medicación era la única variación que hacían. Mi fallo tiroideo es crónico y ha derivado en tirotóxico con bocio difuso por no haber cortado el problema de raíz. 

No quisiera generalizar comparando  endocrinólogos según su lugar de trabajo, pero en la capital se siguen realizando estudios y avances, porque la medicina evoluciona constantemente. Actualmente soy paciente del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, el diagnóstico es acertado, y tras negarme  un tratamiento de radioyodo se ha puesto en marcha las pruebas necesarias para una extirpación de la glándula. 

Os enseño, con mucho complejo, lo aumentada que está mi tiroides por haber estado 3 años sin solución. 
Vista frontal cuello

Vista perfil cuello



Procuro esconder esa parte con pañuelos o con el cabello, aunque en días de calor me es completamente imposible ponerme capas de prendas cuando el calor que produzco me provoca deseos de arrancarme la piel como Robbie Williams en Rock DJ.


 Me despido añadiendo que los cambios de humor que he tenido apenas aparecen, será que las ganas de la tiroidectomía pueden al miedo de cómo será la vida después, de si podré hacer vida normal, lo bueno es que yo ya no recuerdo qué es "normal", así que cualquier cambio será a mejor; estoy segura. 
No olvidéis aprovechar este domingo y a ser posible ignorad un poco la televisión, eso es lo que voy a hacer para protestar por el despido del periodista Jesús Cintora. 

Boicot a la telebasura de Telecinco y Cuatro por la falta de libertad de expresión y por supeditarse a la opresión del PP. 

Igual consideran que estoy haciendo apología del terrorismo o resistencia al respeto de las leyes, pero si me detuviesen no tendría que inventar fallos en el oído como Blesa para conseguir informes médicos. Yo ya los tengo. Si es que, no hay mal que por bien no venga.