sábado, 3 de octubre de 2015

La cuesta de enero se ha anticipado varios años.

Las próximas elecciones generales han sido convocadas para el próximo 20 de Diciembre y fun fun fun. Sí, en plenas Navidades porque, según Rajoy, así tienen margen hasta el 14 de enero para constituir el Parlamento. 

Vamos, que no se privarán de poder disfrutar de las fechas tan señaladas, y a la par tan desdichadas para muchas familias. Aún recordaba la otra noche lo que era que una empresa pagase la cena de Navidad que tantos chismorreos daban al día siguiente, o la ilusión con la que recibía a mi padre cuando llegaba con una cesta de mimbre preciosa, repleta de embutidos, vinos, turrones, mazapanes... Hace tantos años de ese recuerdo que aún no sé si la cesta era más grande que yo y fue mermando cada año o es que yo crecía al ritmo de la burbuja inmobiliaria.

Lo primero que se me pasa por la cabeza es pensar en si realmente no es más campaña electoral ese preciso día. ¿Se piensan que el espíritu navideño ocultará la realidad, más cruda según avanza el frío? Quien haya pasado inviernos en León, sabrá que estar en casa a 8 grados no provoca menos amargura sólo porque se acerquen las fiestas. La pobreza energética no te permite ni adornar la casa ni evitar el vaho de la boca en plena habitación. Solo te queda plagar la estancia de velas o calefactores de bombona. Tan peligrosos que no falta una noticia con algún fallecido por causa del gas. Hablo en primera persona cuando hay veces que acudes a una biblioteca a calentar las manos porque ese mes ya no puedes permitirte ir la cocina y encender el horno con la puerta abierta mientras te sientas delante, o vestirte en tres segundos mientras tienes el secador de pelo en tu dirección. Y lo más triste, es que hay familias con niños que otro año les toca estar en estas circunstancias. 

No sé si les funcionará la campaña cuando la gente siga sin poder comprar juguetes y actuar de Reyes Magos. O cuando se quiten tablas a la mesa para que parezca que haya mas comida. El cordero ha dado paso al pollo asado, que es plato único y cuando se puede. El marisco se ve en la publicidad de los buzones, pensando en si algún trabajo digno nos permitirá volver a disfrutar de esos "lujos" al menos esa vez al año.

La bandeja de turrones y bombones también ha visto modificaciones. En mi caso, se cogen de oferta y con menos variedad. El turrón de Suchard se transformó en turrón del LIDL o del DÍA. Y a ver quién le dice a tus padres que no saben igual. Así tampoco se está comiendo sobras de sobras durante días. Y así nos autoengañamos. 

Supongo que esta situación te hace pensar que no necesitamos tantas cosas, y que es verdad que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Después de arrebatarnos la dignidad, la libertad de expresión... 
  1. Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.


Y como todo esto lo tenemos por qué nos vamos a quejar (que tampoco se puede con la Ley Mordaza) Si es que tenemos lo que queremos. Que a tu hija le tienes que comprar una muñeca de los bazares, cuya cara suele ser diabólica, con tantas piezas sueltas que Macgyver podría convertirla en una cámara de carrete; pues te aguantas, y volvemos a protestar más por aquella falta que el árbitro no vio, antes que por nuestros derechos. 

Quizá el PP pretenda recordarnos que el espíritu navideño es recuperar la simplicidad de las cosas, como cantar el Kumbayá rodeando una hoguera para no sentir la nieve, aunque el parquet no aguanta mucho tiempo. Mi familia ya se anticipó y cultivamos todo lo posible para tener lo básico si las cosas se ponen aún peor. Igual los Populares querían evitar la masificación de las ciudades y así salvaguardan el medio rural, daremos gracias que con este capitalismo antes hubiéramos comprado dulces y bombones; ahora hacemos flanes con huevos caseros. Si al final habrá que ponerle un peluquín blanco a Mariano, y vestirlo de Papá Noel, pero la posibilidad de que lo confundan con un "puto rojo" no creo que le gustase. 

Me veo este año en Madrid, caminando por las calles principales, sorteando a la multitud a modo Matrix, ¿por qué?, por que el espíritu no compra regalos ni necesidades, se entrará a las tiendas a calentar las manos, se llevarán a los niños a ver las luces de la ciudad, y se volverá a casa rezando que este año las cosas cambien y el calcetín de la chimenea se llene de lo que hemos perdido paulatinamente. 


Yo rezaré para que mi calcetín no tenga agujeros y lo que pida no caiga en saco roto.







1 comentario:

  1. Muy bueno, también nos ha venido bien para aprender a vivir con lo que necesitamos, pero hemos sobrepasado ese punto por el de que no tener ni lo que necesitamos.

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